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martes, 4 de septiembre de 2012

Gineceo para todos

Ahh, la mujer. Esa cosa bella que puede describirse por un par de tetas con histeria menstrual. La Biblia nos dice que la primer mujer nació de la costilla de Adán, porque si salía del pie era para ser aplastada y si salía del cerebro era para dominar. Lo cierto es que en teoría el hombre tiene la fuerza bruta y la mujer tiene la mirada-látigo.

Durante las últimas décadas hay toda una corriente "feminista" que busca en teoría igualar los derechos de la mujer con los del hombre. En la práctica, como todo, a veces se pasan, pero bueno, eso sólo colabora a confirmar la teoría de la dialéctica de Hegel (para más información: leé algo, iñorante). En nuestras situaciones actuales, prácticamente el hombre y la mujer están igualados. En sociedades antiguas, se tendía a tener un género por encima del otro: en las antiguas culturas occidentales, es común ver sociedades donde el hombre está por encima de la mujer, preferentemente en misionero; pero sin embargo siempre han existido sociedades matriarcales donde la mujer dominaba el ámbito social, familiar, cultural y anal. De entre estos dos extremos, sale nuestra sociedad actual.

Venosa, como ésta.


Ahora bien, saben que yo no me voy a quedar en una simple charla ética sobre qué sexo es mejor que el otro, porque el que ganaría sería siempre el misionero. Y también saben que lo que me gusta a mí es hablar de historia, y a eso vine. Hoy lo que voy a tratar es la forma en la que se veía a la mujer en la cultura que sirvió de base para la nuestra: la griega.

Los griegos tenían una visión bastante particular de la mujer. Creo que si las mujeres que hoy en día hablan de la antigua Grecia como la cuna de la democracia y esas sarasas, recibirían un vuelco importante en sus vidas al leer sobre esto. Claro está, antes que nada, que no deben quedar muchas mujeres (ni hombres... no se enojen) que hablen de ese tipo de temas, pero vale la aclaración. Pero también quiero a todo el que lea este escrito que entienda que estamos hablando de una sociedad muy antigua y que las circunstancias son muy diferentes. Ahora sí: a la artillería.

¡Un par de tulipanes y pa' adentro!
Podemos empezar hablando de Hesíodo. Este hombre vivió durante el primer período griego con escritura, denominado "Etapa Arcaica", y escribió uno de los primeros textos de poesía que se tienen de aquella época. Su escrito (que se llama "Los trabajos y los días") está dedicado a su hermano, básicamente para cagarlo a pedos porque le está cagando tierras que son suyas. Se queja también de que los jueces son corruptos y que cuando el hermano les dé guita se van a inclinar para su lado, y de que este se quedó con la última porción de pizza; y por eso quiere dar una historia del surgimiento del hombre para explicar por qué llegamos a la mierda en la que estamos ahora. Y ahí surge el mito de las edades: para Hesíodo el hombre aparece en lo que se conoce como la Edad de Oro. En esta edad, los hombres viven en armonía con los dioses, comiendo flores (literal) y andando en pelotas por todos lados. La diversión es plena, tienen campos enteros para correr y una cuenta gratuita de Brazzers. Todo era perfecto. El único problema era que la carne era de los dioses. El hombre no necesitaba esa carne pero ya viste cómo somos, que si no te la dan la buscás. Como tu vieja. Prometeo les afanó la carne y los dioses se re calentaron; pero después la cagó más porque les robó el fuego. Piensen ustedes que en esta época no habían estufas y los dioses se sentían como unos dioses calentándose el culo después de cenar, mientras los hombres se cagaban de frío.

Cuando Prometeo robó el fuego, los dioses quedaron con todo el odio contra los hombres y empezaron a planear cómo hacer para arruinarles la existencia. Así se ayudaron entre todos los dioses para formar una criatura especial, a la que le dieron la forma de Afrodita y la maldad de Voldemort. Para prepararla se juntaron dioses tan distintos como Zeus, Afrodita, Hermes, Herpes y Maradona, por lo que estaban seguros de que iba a funcionar. Así surgió Pandora, la primer mujer del mundo. Claro, cuando yo decía que el hombre vivía feliz con los dioses y ese tipo de cosas, me refería al HOMBRE, no al hombre y la mujer.

Ahora sólo faltaba una víctima, y como Prometeo estaba más que avivado se la mandaron a su hermano, Epimeteo. Más allá de que su nombre indica algo así como que es un lelo, su hermano le había dicho que los dioses estaban tramando algo para empujarles los excrementos de regreso al intestino delgado, el chabón no le dio ni pelota. Así los dioses enviaron a Pandora, que se le presentó a Epimeteo. Este, acostumbrado a la manuela, no podía creer lo que veía, que era igual a Afrodita y tenía palabras delicadas como las de Hermes. Para su pesar, al andar en pelotas por todos lados la erección fue demasiado evidente y desde ese momento la vil mujer lo tuvo en sus manos. Lo engatusó y le dieron masa por tres días y tres noches. En ese momento Epimeteo cayó desplomado como una vaca sin ambas piernas izquierdas y Pandora se dio cuenta de que el hecho estaba consumado, y agarró un frasco que tenía en su cartera (ya en esa época se hacían las carteras sin fondo que aún usan las mujeres). Lo abrió, lo dio vuelta y le arrojó todos los males al hombre: la pobreza, el hambre, la envidia, la impotencia, la línea Sarmiento y Caruso Lombardi, entre otros. También les tiró algunas cucarachas, mientras pensaba "¡ahora matalas porque a mí me dan asco!". Después cerró el frasco, sin darse cuenta de que adentro había quedado una última cosa: la esperanza (valga la pena aclarar en este punto que no se entiende qué joraca quiso decir Hesíodo, porque a primera vista pareciera que quiso decir que quedó la esperanza, pero en realidad lo que dice es que la esperanza es otro mal y que no la tiró sobre el hombre... pero bueno).

Y así termina la Edad de Oro. A partir de este momento entramos en la Edad de Plata, donde ya hay mujeres para cagar la existencia. Pero no solo eso, sino que en esa Edad, el hombre vive toda su vida con su madre. Si bien los hombres en aquella época vivían muchísimo tiempo más y alcanzaban a ver como trescientos mundiales, la verdad es que todo estaba mal porque vivían con sus viejas. Y si a esto le sumamos que, para los griegos, la mujer tiene la inteligencia de un niño de 7 años, hacía que los hombres se vuelvan muy estúpidos. Sí, se tenía esa idea de la inteligencia de las mujeres... lo sorprendente es que las griegas en general no eran rubias.

Después de la Edad de Plata aparece la de Bronce (se podría decir que los griegos fueron originales en las Olimpíadas, pero después ponerle a todo el nombre según el metal ya se vuelve monótono). En esta Edad, peor que la anterior, si bien el hombre ya no vive siempre con la vieja, está muy corrompido por los males liberados por las mujeres y la calidad y esperanza de vida baja muchísimo. Tras esto llega la Edad de los Héroes (epa, te sorprendió, ¡eh!), donde al fin se da una mejora en la historia del hombre, porque es el período de la guerra de Troya, donde aparecen todos los héroes para defender a Grecia y son todos muy grosos.

Pero finalmente, Hesíodo dice que la última Edad, en la que él vive, es la Edad de Hierro. En esta Edad ya la corrupción es absoluta, los jueces hacen lo que quieren, Arano juega en la Selección y Sheldon le entra a la comida china los lunes. En esta Edad ya no hay hermandad que importa, lo único que importa es el egoísmo propio, y todo esto viene a crítica de su hermano, que como dije al principio, lo quiere garcar.

Entonces resumamos lo que tenemos hasta ahora: la mujer trajo todos los males al hombre, y para colmo tiene la inteligencia de un niño de 7 años, que aparte se vuelve contagiosa si te ponés mucho tiempo con ellas. Y ya que estamos en tema, era muy común en Grecia que la madre se ocupe de la enseñanza de su hijo con toda la bronca hasta los siete años, y desde esa edad tienen a haber actores masculinos vinculados con su educación. Y podemos ver el caso de Esparta: allí las futuras víctimas de Michael Jackson vivían en casa de sus madres hasta la edad de siete años, y en ese momento ingresaban en la “agogé”,  que era la academia militar donde los entrenaban como la San Puta.

Pero si con todo esto no alcanza, podemos sumar un dato más. Todos conocen al famosísimo Aristóteles, escritor de textos tan fantabulosos como la “Poética”, la “Retórica”, la “Política”, la “Estática” y la “Asesinética” (entre otros). Este ilustre escritor y filósofo también se encargó de decir que las mujeres tienen la mitad de los dientes que los hombres. En serio dijo eso. Según algunos autores ya modernos, Aristóteles llegó a esta conclusión porque nunca le dejó a su mujer abrir la boca; pero eso es entrar en especulaciones: lo que se sabe es lo que dijo. La única que queda es que su mujer no haya sido precisamente muy agraciada.

Pintura de la mujer de Aristóteles


Esto nos lleva a pensar también sobre la participación de las mujeres. Pero esto ya se deriva de lo dicho previamente: es lógico que si considerás que las minas tienen la inteligencia de un pibe de 7 años, no podés dejar que tome las decisiones para tu pueblo. Por lo tanto, las mujeres no tenían participación en nada y si en el “ágora” (donde se hacían las reuniones) a alguna se le ocurría hablar, no dudaban en meterle un baculazo en la jeta. De hecho la mujer tenía menos posibilidades de participar políticamente que un esclavo o un meteco (inmigrante), ya que los esclavos podían ser liberados y los metecos “nacionalizarse”, pero la mujer siempre iba a ser mujer. Era una linda forma de devolverles toda la mierda que les habían generado desde el principio.

Pero aún hay cosas mucho más estrictas. En gran parte de las polis griegas, las mujeres vivían su vida en el “gineceo”, que era una sala dentro de la casa en donde se suponía que debían permanecer. Y obvio, no vaya a ser que todos nos contagiemos y nos aputanemos. Volviendo al caso particular de Esparta (que era la más diferente al resto en este y en casi todos los demás aspectos), esto no se cumplía allí. La mujer podía vagar libremente por la ciudad como si no fuese una enferma. Esto era por la creencia de que cuando una mujer era fuerte, sus hijos también lo eran, y por eso las mujeres recibían mucha educación gimnástica de joven; y después supongo que ganaban algo de respeto y no cualquiera las cagaba a bifes tampoco. Pero de la misma manera que el resto no tenían participación política ni en la toma de decisiones. De hecho la única forma que tenían las mujeres de acceder a que escriban su nombre en la lápida a su muerte, era si morían dando a luz a un hijo, porque habían dejado todo para que nazca un espartano. Y también ganaban un mínimo de respeto público las mujeres cuyos hijos habían muerto en batalla, porque eso demostraba que ellas no habían puesto ninguna traba a que su hijo pelee por la polis.

Es por todo esto que nos resulta particularmente llamativa la participación que tuvo una mujer en Grecia. Esta mujer es conocida por todos ustedes, o al menos los más normales; pero dudo que alguno conozca su nombre: esta mujer se llama Gorgo. Ahora ya saben por qué no conocían el nombre; te la deja por el quinto subsuelo. Esta mujer es la esposa del rey Leónidas de Esparta, aquel rey que fue a pelear con los persas en la Batalla de las Termópilas. Aquí Gorgo larga todo un discurso contra la “gerusía” (el consejo de ancianos) espartana y logra avisparlos a los vejetes de que por más que a ellos les quede poco, el resto quería seguir viviendo.

Igual yo no puedo todavía creer que una mina se llame Gorgo. O sea, imaginate que salís a la noche y tomás un par de “séptimo regimientos” mezclados con un Gancia batido, un poco de ajenjo y un “satanás” con doble de whiskey. Te terminás de tomar el último y de golpe abrís los ojos en tu cama, con dolor en ambas cabezas. Sabés que la pusiste, pero no te acordás de una mierda. Sintiéndote un campeón te vas a levantar, y revisás antes el celular, en el que encontrás un mensaje que dicta “q noche tigre! cuando quieras llamame, ajende mi numero en tu celu, cuidate y cuida a tu amigo d entre las piernas! jiji”. Se te sube el ego, la cabeza y la bilirrubina en un segundo, pero decidís primero chequear el nombre para poder gritar algo en la próxima Manuela. Y ahí lo leés: “Gorgo”. Se te baja todo: la cabeza, el ego, la bilirrubina, la manzana de Adán, la manzana de Newton y el celular. Lo volvés a levantar y no lo podés creer… releés el mensaje un par de veces, hasta que empezás a dudar de a qué “amigo entre tus piernas” es al que se refería. Te revisás el culo. Y empezás a notar los errores ortográficos en su mensaje. La peor resaca de tu vida, man.

Resultado automático
Más allá de los nombres, hay que rescatar que las mujeres espartanas tenían algunos muy buenos gustos: ellas usaban ese tipo de pollera que aún hoy en día se usa, con un corte vertical en el costado de una de las piernas. De todas formas en esa época esa pollera era objeto de burlas de parte del resto de las mujeres y de los comediantes de todos los días.

Los guerreros también demostraban la particular forma de ver a las mujeres. Un ejemplo claro de esto son los espartanos. Estos hombres, conocidos en Grecia como “los guerreros perfectos”, realizaban en ciertas fechas orgías homosexuales masivas, entre los soldados. Se la tragaban de lo lindo, pero la forma de verlo de esa época no era la misma de la otra, porque lo hacían como culto al cuerpo del hombre, tan infinitamente superior al de la mujer. De esta manera, eran solamente hombres los que podían formar parte de esa reunión orgásmica, convirtiéndola así en una imitación de la Vía Láctea.

En un momento dado de la historia, estos espartanos llegaron a tener bajo su dominio a todas las polis griegas (en otro momento lo explicaré), hasta que finalmente fueron derrotados por un ejército tebano dirigido por Epaminondas. Este ejército, para que se den una idea, fue elegido especialmente por el general para que sean todos putos. La idea era que estos maestros en la glotonería de pepinos se esforzasen doblemente para defender a sus compañeros. Por suerte para ellos funcionó y ganaron. Y esto nos lleva al asunto de la homosexualidad en Grecia, que para resumirles existía, pero principalmente como una forma de valorar el cuerpo masculino por sobre el femenino; así, los casamientos seguían existiendo y le daban masa lo más posible. De hecho en Esparta el matrimonio era prácticamente obligatorio, ya que ellos eran siempre muy pocos y se necesitaban crías constantes.

Habiendo ya tratado a los soldados, nos queda hablar del teatro: muchos sabrán que allí no se permitía a las mujeres participar, porque siempre cagan las cosas copadas, ya sabemos. Pero sí habían personajes femeninos en las tragedias, comedias y otros, y se necesitaba alguien que se los representase, así que ahí surgió Florencia de la V y algunos otros que van encubiertos. No, hablando en serio, los hombres se vestían del otro sexo (“trans-vestidos”, trabas) y así simulaban ser Helena de Troya o Lakoncha de Tuermana, por ejemplo. En algunos casos tenían que representar varios personajes y ahí es cuando usaban las famosas máscaras que representan al teatro… en fin, no me voy a extender en estas cosas.

En fin, readondeando, contamos con un Hesíodo que nos explica que la mujer nos cagó la existencia divina, unos guerreros que se la tragaban sólo por sentirse superiores, unas minas con nombre de mierda, Aristóteles abrió una nueva cadena de hoteles y Alejandro la sigue currando en la tele. Así era el mundo de la antigua Grecia.

¡Hasta la próxima!

5 comentarios:

  1. Apenas leí el titulo pensé "Fah, y ahora el chabon se va a poner a hablar de botánica". Ahora entiendo a que te referías cuando me dijiste que se iba a pudrir todo. Posta que me gustó, seguí así :P. Ahora tenes que hablar del Androceo (Cuack!).

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  2. De hecho, había un lugar en las casas griegas que se llamaba Andrón y que estaba reservado exclusivamente para los hombres.

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  3. Las mascaras se usaban siempre y servían como una especie de megáfono primitivo para que se escuche la interpretación . Y el teatro también nace del sexo, por el ritual al Dionisio, que era un macho cabrón.
    Ahora, pregunta: ¿Las orgias eran para celebrar la superioridad del cuerpo masculino sobre el femenino ( Misionero) o simplemente celebrar el cuerpo masculino?

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    1. Si mal no recuerdo era simplemente para exaltar el cuerpo masculino, pero eso a la larga lleva a una diferenciación relativa con respecto a las mujeres, por lo que termina marcando la superioridad.

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  4. muy bueno, aunque cuando lei el titulo.pense que ibas a hablar sobre el nacimiento de la ginecologia.

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